lunes, 3 de enero de 2011

Periodismo radial. Ortografía y puntuación

En los últimos tiempos la ortografía sufre de muchas alteraciones. No sólo por la Real Academia de la Legua, sino por los digamos “catedráticos por defecto” que escriben de tal manera que de pronto no se entiende lo que se quiere decir.
Recientemente vi un letrero en un establecimiento público que decía:
“MALLANA NO HAVRIMOS REJLECE EL BIELNE”
No miento, mis neuronas necesitaron tiempo para entender.
Quien desee que su texto sea comprendido a cabalidad y las ideas lleguen correctamente al oyente o lector, no tiene otra alternativa que cumplir las normas pautadas.
La ortografia es la regla del juego, en lo que al idioma se refiere, que da coherencia al español, sin importar las variaciones que tiene por los hablantes de las diferentes regiones geográficas.
Hablamos una lengua que no es exactamente igual en todos los países. Varia, incluso, por región. Por ejemplo en Santiago de Cuba se habla con un tono que recuerda más a los dominicanos que a los propios cubanos de la región occidental. Hay variaciones en la entonación, en la manera de decir y en el significado de algunas palabras.
Lamentablemente la mayoría de las reglas ortográficas las estudiamos y las aprendemos para algún examen de gramática y luego se olvidan y cuando tenemos una duda en vez de buscar los textos correspondientes preferimos consultar con quienes están cerca.
A muchos la ortografía nos llega por la lectura.Una memoria grafica que incluso, en ocasiones obliga a escribir, o simular que escribimos, para saber con exactitud si una palabra se escribe con una letra u otra.
Cuando se trabaja en la prensa escrita entre lo que se escribe y se publica media un corrector quien enmienda y corrige los disparates aunque, siempre está la posibilidad de algún que otro gazapo impertinente y esporádico.
El problema llega cuando, sin corrector mediante, se escribe en un blog, se dejan mensajes en el Facebook o Twitter, se envían SMS o correos electrónicos, se escriben altas de reuniones, informes de trabajo, cartas de solicitud o recomendación. Entonces las faltas de ortografía suelen campean por su respeto. He recibido tantos textos llenos de faltas de ortografía tan elementales que he podido experimentar los mayores asombros.
No son pocos los periodistas que escriben y no se detienen a revisar. Hay faltas de ortografía por la rapidez con que se escribe en la PC y el exceso de confianza en los subrayados rojos de Microsoft Word aunque es de dominio público que esas correcciones automáticas no son las exactas.Errores que nos acecha.Yo tampoco escapo a ellos.
Un simple mensaje escrito con rapidez puede estigmatizar para siempre y no sólo desde el punto de vista gramatical sino que ese “simple error” deja un espacio a la duda en la consideración y respeto profesional.
No vale como escudo aquel refrán que dice que al mejor de los escribanos se le va un borrón. Hay que evitarlo. Porque lo que sí sucede es que después lo que perdura en la memoria es, justamente, el borrón y no la excelencia del resto del texto.

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