Libertad de prensa… ¿realidad o utopía?
Por Mercedes Hernández
La libertad de prensa, de expresión, de imprenta… términos
que provocan debates acalorados sobre todo
entre los recién ingresados al gremio periodístico. Mucho se opina, mucho se analiza y por lo
general florecen acusaciones tanto en contra de los medios como de periodistas.
A los primeros por no permitir, a los segundos por admitir. Con el tiempo y la experiencia los debates
toman otros derroteros, las posturas
intransigentes se suavizan y lo
que en un principio parecía intolerable comienza a ser aceptado: La
libertad de prensa es tan posible como fijen los dueños del órgano de prensa ya sea
una persona, una entidad, el estado o una corporación.
El límite está
marcado y no admite ir más
allá. Y es que esa frontera tiene mucho
que ver con la ideología del o los propietarios, con sus
intereses económicos, entiéndase además el de patrocinadores y firmas
comerciales que se anuncian. Nunca se va a admitir un reportaje que ponga en
discusión la calidad de un producto y los intereses de
la empresa que lo representa si esas
empresa es cliente de la emisora y es que
una buena parte de los ingresos de las emisoras llegan por la
publicidad. Exactamente igual como nunca se publicará una noticia que
perjudique los intereses de los
propietarios y que son bien defendidos
por el equipo editorial.
Cuando un periodista firma su contrato laboral de hecho acepta la línea editorial de esa
emisora. Si no tuvo la inteligencia de estudiarla primero esto no le exime de
su cumplimiento, y con la firma del
contrato acepta la distancia que tendrá
su vuelo periodístico. Si más tarde entra en conflicto lo que tendrá que hacer es
emigrar a otro órgano de prensa, dónde tendrá otras libertades pero también otros limites.
Algunos ingenuos creen que como “ free lance” encontrarán el medio para expresarse
libremente y sin límites y olvidan que por muy bueno que sea el reportaje ,
será rechazado si no se ajusta a los intereses editoriales .
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