lunes, 20 de diciembre de 2010

La reivindicación de géneros: los niños y las niñas, los maestros y las maestras

Ahora muchos periodistas de La radio se han hecho eco de una nueva moda en el discurso y se habla de los niños y las niñas, los ciudadanos y las ciudadanas cubanas, los maestros y las maestras, los arquitectos y las arquitectas, los doctores y las doctoras, los periodistas y las periodistas.
Años atrás sólo en discursos e intervenciones públicas se decía “señoras y señores”. En las reuniones de trabajo quien presidía una reunión empleaba una simple palabra “compañeros”. Bastaba decir los ciudadanos de este país, los niños cubanos, los profesores, los maestros, los dentistas, los médicos, los estudiantes, los escritores, los maestros y se daban por incluidos hombres y mujeres.
Llega esta diferenciación a tal punto que algunos sectores se molestan si no se.
La lucha por los derechos y la igual de la mujer, su rol en la sociedad no es un simple problema gramatical. Precisa mucho más que palabras es la eliminación de diferencias socioculturales.
Lo cual además de ser un soberano disparate lingüístico, no minimiza las desigualdades que existen entre las mujeres y los hombres. Ni reivindica el papel de la mujer en la sociedad, ni contribuye a eliminar la situación de inequidad, de discriminación, la falta de derechos y la opresión en que tradicionalmente ha vivido la mujer
Con esta diferenciación oral entre hombres y mujeres no creo que se resuelvan los problemas discriminatorios ni se toma conciencia de la urgencia necesaria de defender los derechos de reivindicación social o política o histórica de las mujeres y de los niños.
Todos sabemos que el uso del masculino como genérico no está condicionado de ninguna manera a la oposición o desigualdad entre los géneros masculino -femenino.
Lo que si está claro, gramaticalmente es que se utiliza esta diferenciación de género sólo si es relevante.

Sobre el tema la Real Academia de la Lengua explica de manera clara:

“Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.
El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones”.

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