El lenguaje de los periodistas. Frases repetidas
Noam Chomsky, en su faceta de lingüista, afirma que la
lengua es un conjunto infinito de oraciones. Según su idea de gramática
generativa, aunque el número de palabras de una lengua sea finito y las
oraciones deban cumplir determinados requisitos gramaticales, semánticos y
fonéticos, su combinación es infinita. Además, las lenguas se nutren de
neologismos y extranjerismos que las enriquecen constantemente. Por lo tanto,
un sujeto podría crear un número ilimitado de frases: todas las que su
pensamiento genere.
Sin embargo los humanos, y dentro de este género, los
humanos periodistas, tenemos tendencia a hablar con frases inventadas por
otros, frases de segundo cerebro, podríamos llamarlas.
De ahí que repitamos lo mismo cada día, cada informativo,
cada artículo… Se podrá argumentar que para lo que nos pagan y con la premura
con la que nos vemos obligados a trabajar no estamos para creatividades. Sí, es
cierto, pero no hace falta consultar el Corripio a cada frase, bastaría con
evitar el camino trillado.
Graves sucesos
La
Divina Comedia es una obra rica en descripción de situaciones
desagradables, pero resulta sorprendente que, pese a la prolijidad de Dante para
contar hecatombes, a nadie se le ocurran adjetivos menos manidos que
«dantesco»: una riada, dantesca; un botellón, dantesco; un atasco, dantesco…
Hoy todo lo que se sale de lo normal se convierte en un «espectáculo dantesco».
Un informador utiliza el calificativo y todos los demás aprovechamos ese mismo,
para qué buscar otro, si tenemos uno a mano. Y así ocurre que los incendios
forestales son «pavorosos incendios» o que los coches accidentados siempre
quedan reducidos a un «amasijo de hierros».
Para los periodistas, Valencia es «la ciudad del Turia»;
Sevilla, «la capital hispalense», y las Canarias, «las islas afortunadas». Si
hablamos de competiciones, rara vez son «aptas para cardiacos». Las noticias
frescas se llaman de «rabiosa actualidad» y cuando se trata de narrar sucesos
desagradables, se manejan «macabros hallazgos», «salvaje agresión», «brutal
atentado» o «baño de sangre». Si la policía encuentra un fiambre, generalmente
en un «inhóspito paraje», se llama «cuerpo sin vida» o «cuerpo inerte». Cuando
hay un delincuente en el suceso, «pone en jaque» al agresor y si el sujeto, al
no ver salida, se suicida, es porque «decidió poner fin a su vida».
Hechos memorables
Nos ocurre también que ya nadie se va simplemente de
vacaciones. En estos tiempos de crisis, para que la gente no piense que estamos
abusando en lugar de ejerciendo un derecho laboral, solo nos tomamos unas
«merecidas vacaciones». Cuando los ociosos son personajes de la revista Hola!
entonces pasan a tener «vacaciones de ensueño», y los protagonistas suelen
posar en «marcos de incomparable belleza» o en «playas paradisiacas». Si
celebran las navidades, entonces se denominan «esas entrañables fiestas».
En asuntos políticos es frecuente decir que «la polémica
está servida». En ocasiones se «rebaja el tono de las acusaciones», pero muchos
diputados se sitúan en el «ojo de huracán» cuando realizan «polémicas
declaraciones».
Se propaga a gran velocidad
Las expresiones son un virus que infecta a quien las
escucha, y no solo a la clase informadora, sino a todo bicho viviente. Por eso
ya nada es lógico a secas, sino que siempre es «lógico y natural», hemos dejado
de valorar sin más porque preferimos «poner en valor», la bolsa cuando baja
«cae estrepitosamente» y las sesiones largas, aunque sean reuniones de vecinos,
pasan a ser «maratonianas».
Está claro que es más asequible vestir ropa de confección en
las grandes cadenas de moda que comprarse un traje de alta costura, pero
intentar ser originales sí es accesible para cualquiera que lo intente. Los
informadores y correctores, de acuerdo con Chomsky, deberíamos inventarnos
nuestro propio discurso para redactar las noticias y comentarios de cada día, y
dejar de repetir frases usadas; eso beneficiaría a quien nos lea o nos escuche.
Y lo mismo deberían hacer los meteorólogos, no vaya a ser que la gente empiece
a decir: «He salido a la calle y… ¡está cayendo una precipitación en forma de
lluvia…!».
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