Ya en un capitulo anterior hablé sobre los signos de
puntuación y la importancia que tienen para entender lo que se desea expresar y
en el lenguaje oral hacer las pausas necesarias que dan coherencia al discurso.
.
Hay un viejo cuento que una vez hace años una profesora hizo
en clase. Con frecuencia aparecía alguien muerto por asfixia en la biblioteca. Era todo un misterio hasta
que un detective encontró la causa: Un libro escrito sin puntos y sin
comas. La historia es exagerada pero es
valida.
Ahora una colega colgó en mi muro de Facebook la siguiente nota. Léala con detenimiento para que repase el empleo de la humilde e imprescindible coma.
Ahora una colega colgó en mi muro de Facebook la siguiente nota. Léala con detenimiento para que repase el empleo de la humilde e imprescindible coma.
Una coma puede ser una pausa.
No, espere.
No espere.
Puede hacer desaparecer tu dinero.
23,4
2,34
Puede crear héroes.
Eso solo, él lo resuelve.
Eso, solo él lo resuelve.
Puede ser la solución.
Vamos a perder, poco se resolvió.
Vamos a perder poco, se resolvió.
Cambia una opinión.
No queremos saber.
No, queremos saber.
La coma puede condenar o salvar.
¡No tenga clemencia!
¡No, tenga clemencia!
Una coma hace la diferencia entre dos puntos de vista
Imaginemos el siguiente ejercicio:
Ponga la coma donde corresponda en la siguiente frase:
SI EL HOMBRE SUPIESE EL VALOR QUE TIENE LA MUJER SE
ARRASTRARÍA EN SU BÚSQUEDA.
-Si eres mujer, muy seguramente pusiste la coma después de
MUJER.
-Si eres hombre, muy seguramente la pusiste después de
TIENE.